QUIEN NO CORRE VUELA

Reflexiones y paranoias de un Loco que no sabe de que huye pero prefiere correr que estarse quieto mientras ve la vida pasar

miércoles, 27 de julio de 2011


Prologo

-34, 35, 37....Creo que me olvido dos, si 39, 39 veces..... buen número...

Por muchas veces que haya viajado en avión, no soy capaz de sentirme seguro dentro de esa carcasa metálica. Cada vez que me subo a uno, por mi cabeza solo pasa pesamientos negativos, que si este movimiento es normal, la cara de la azafata es de preocupación... 
Soy capaz de poner en peligro mi cuerpo de formas inimaginables para otros, no temo a las alturas, ni al agua, ni al sufrimiento físico, pero el no sentir el control, el ver que si ocurre algo no hay forma de sobrevivir, es la única vez que de verdad siento "miedo" a morir. Sea como sea, ahí estaba, en un avión destino Munich, como hacía dos años, pero esta vez con diferentes motivos, pero con la misma sensación de inseguridad. Intenté repasar mentalmente cuantas veces había embarcado en un Avión, definitivamente era mi trigesimonoveno vuelo.

-39, no es mal numero, 3+9=12 y 1+2=3, no es mal numero, imposible que pase algo en el 39º...

Mientras mi cabeza continuaba inundándome de malos pensamientos sobre como podría acabar mi vuelo, tomamos tierra, estábamos en Alemania, comenzaba una aventura que estaba destinada a ser inolvidable, los Alpes nos esperaban.

CAPÍTULO 1 Spanish is diferent

Jorge y yo fuimos de los primeros en llegar, nuestros otros compañeros españoles, con los que ya habíamos hablado a través de la red iban en un vuelo diferente al nuestro, así que aprovechamos a conocer la mini ciudad que es el aeropuerto de Munich, hacía dos años ya habíamos recorrido esos pasillos, con la diferencia que en esa ocasión nada más recoger las maletas nos dirigimos al directamente al tren que nos llevo  a la capital Baviera y en concreto al HB, la cervecería más famosa del mundo, esta vez las cervezas tendría que esperar, pero no demasiado.
Todavía no era muy consciente de lo que estaba viviendo, hacía algo más de un mes, Jorge me había comentado algo de un concurso de GoreTex, de no se que votos, y sin darme cuenta, ya estaba ahí, apenas tres días después de correr la Ultramaratona Atlantica, con los cuádriceps aun resentidos, y sin saber muy bien que iba  a hacer.
Es más, me enteré que iba a los Alpes después de comprar ya el billete de avión, quien iba a decir que los Dolomitas = Alpes. Aun es posible que no supiera marcar en un mapa donde he estado.

20 personas de toda Europa conviviríamos durante cuatro días en un hotel en los Dolomitas, junto a personal especializado en el Trail Running de la marca Gore Tex, recordando eso seguía sin saber que hacia ahi...

El primer compañero de aventura que apareció fue Artom, un chico ruso, que enseguida nos distinguió, más tarde ya vimos al grupo de los Españoles, así que nos fuimos a comer una tardicional comida Alemana en el McDonalds y a continuamos con unas cervezas, hasta que recibimos la llamada de la organización reclamando nuestra presencia.


Ahi estabamos, aun recuerdo ese momento, lleno de desconocidos, todos con un look más o menos deportivo, una torre de Babel de diferentes nacionalidades, la mayoría tan sorprendidos de participar en este evento como yo, en ese momento si que me di cuenta que estaba viviendo algo grande.
 
Dos chicos con indumentaria de GoreTex nos llevaron afuera, aun nos quedaba un largo viaje hacia el Hotel, dos furgonetas Transit nos desplazarían hasta ahi, la mayoría de los españoles viajamos en la segunda, ya que una chica del grupo aun no había llegado. Mientras y para amenizar la espera, algunos fueron al supermercado a comprar cervezas, lo que en ese momento no le dimos importancia, el chofer que nos llevaba llamo a la organización diciendo que estaba con el grupo de spanish, y que estábamos bebiendo cervezas en la calle, que que hacia?, jajaja estos alemanes que serios son, al final lo que hicieron fue llevarnos al hotel para ahí poder seguir bebiendo cervezas más tranquilamente...


CAPÍTULO 2: Viva las Vegas

Después de un largo viaje por carreteras alemanas, austriacas e italianas, y teniendo que ir por una ruta alternativa debido a un accidente llegamos a los Dolimitas.
Los pequeños poblados que nos encontrábamos por el camino era de cuento, casitas de madera, llenas de hoteles y tiendas, todo perfectamente conservado, hecho para el disfrute del turista aventurero... y no tanto. 

El último tramo hasta el hotel era una pista de esquí, que ahora en verano las furgonetas podían subir por ellas... más o menos, y por fin, hotel LAS VEGAS.
un precioso alojamiento, más usado en la temporada de invierno para los amantes del esquí, la estampa era preciosa.
A dos mil metros de altura, con el verde paisaje alpino a mi alrededor, ahi estaba. Nada más bajar, una cámara de vídeo grabándonos, al final del fin de semana ya nos acostumbramos a desayunar, comer, cenar, correr junto a alguien sacándonos fotos o grabándonos, recordemos que ante todo esto es publicidad de GoreTex.

 Una vez comprobado que me habían alojado en la cama con Jorge, si la cama, no digo la habitación, en la cama, pues el hotel era pequeño, y no cabíamos todos en habitaciones individuales, así que en una cama doble junto a jorge y alado otra cama doble con otros dos chicos... fue lo único menos lujoso del viaje. Después tomamos una cerveza y a cenar.
Lo primero cuando me senté en la mesa darme cuenta que había ahi más cubiertos de los que había usado en mi vida, esto pasa por ser tan poco fino.
Comenzamos con un buffet de ensalada y quesos, por cierto menudos quesos, en nuestra mesa estabamos cuatro chicos españoles y dos rusos...
Bueno, al ver la ensalada, dijimos, claro esta gente deportista, nos tendran a ensaladas, asi que empezamos a dar viajes de platos, y sobre todo de queso, había que alimentarse bien que al día siguiente comenzaban los entrenamientos.


 Pero cual fue nuestra sorpresa cuando nos retiran los platos de la ensalada y comienzan a servir la cena, formada por otros tres platos y postre....
Ninguno de los españoles habíamos imaginado que la cena no era solamente la ensalada, así que imaginaros, os juro que no podía comer más, pero tenia todo una pinta, encima Eduardo, otro compañero de la experiencia ya había pedido un reserva de la carta de vinos para intentar abrir estomago, había que dejar el pabellón bien alto.

Después de nuestra segunda cena, comenzamos las presentaciones, menos mal que no nos pidieron hablar mucho... (yo y mi ingles..) y lo mejor de la noche... LOS REGALILLOS... mira que no somos nada materialista, pero como nos gusto esa bolsita serigrafiada con el logo de GoreTex en la que su interior había, un cortaviento goreTex de gore running, una gorra de goretex, una camiseta tecnica de gore running, calcetines, pantalon de gore, una pasada por cierto, una braga de gore, buff me olvido de algo fijo, eran un monton de cosas, asi por lo alto unos 200 euros en ropa tecnica, asi que tan conentos nos fuimos a la cama.
Acababa de llegar, era jueves y de momento me habían dado de beber, de comer hasta reventar y regalado la mejor ropa técnica que he tenido en mi vida, esto pintaba bien.

CAPÍTULO 3: Doctor Dr.

Amanece en los Alpes, que preciosa estampa, bueno la primera no que era el culo de Jorge de demasiado cerca de mi cuerpo, pero una vez que me asomé al balcón de la habitacíon, sin palabras.

Tal vez sea la falta de oxigeno a 2000 m de altura, pero es como si todo fuera más bonito, ese paraiso verde a mi alrededor, de verdad estaba pasando todo esto? Creía que en cualquier momento me iba a despertar de un sueño...
Sali de la habitación ya con la indumentaria de Trail running, y otra vez a comer, otro buffet con una esquisita presentación para desayunar acompañado de los tópicos cafes italianos.
Cuando terminamos salimos a la terraza siguiendo las indicaciones y balizas que la organización nos había marcado por el hotel como si de una carrera de montaña se tratara, al salir, nos encontramos con unas jaimas de GoreTex, unas tumbonas, que con el soleado día nos vino muy bien, y lo más bonito de todo, un montón de playeros nuevecitos de la marca Sportiva y Asics esperando ser adoptadas...

Yo elegí las Sportiva, un modelo con polainas en la propia zapatilla, por su puesto de GoreTex, me hubieran venido de lujo en la Ultramaratona Atlatica.
Como un guante me quedaban, así que sin más a probarlas. Corrimos 12km por los alrededores del hotel, pasando por lugares preciosos, entre arboles, monte, por pistas, el día era esplendido, fue lo mejor de toda la aventura, ese grupo de deportistas, sin apenas conocernos nos calzamos nuestras nuevas zapatillas y nos pusimos a disfrutar corriendo, riéndonos, la estampa era increible.



Nada más comenzar el entreno empecé a notar la altura, todos los esfuerzos requerían un mayor esfuerzo, pero la excitación del momento superaba todo eso.

El grupo se dividió luego en dos, uno que continuamos con un Trainer, y otros que fueron a realizar el test medico y la prueba de esfuerzo. Yo quedé en el primero.
Volvimos a la terraza del hotel, donde realizamos diferentes ejercicios para fortalecer piernas y abdominales, eso si, sobre un suelo de madera del que salimos todos astillados, y a continuación otra carrerita.


Esta vez trabajamos tecnicas de carrera tanto para ascender como para bajar, trabajando tambien diferentes zancadas, la segunda bajada para que mentirnos, la hice falta, aunque el día siguiente aprendería mi mejor lección sobre descender montañas.
El último ejercicio antes de los estiramientos fue una subida por parejas, en el que teniamos que turnarnos, uno subía corriendo y otro andando, sigo sin saber para que valía.


Después de estirar, la orgazación nos preparó un Lunch a base de pizzas, y un merecido descanso antes de la prueba médica.
Ahora ya lo entendía, prueba medica era que nos sacarían algún órgano vital para luego venderlo, de ahí lo de subirnos a un hotel a 2000m de altura sin escapatoria e inflarnos a comer y beber... 
Así que nada, al menos disfruté lo que pude, me despedí de mis pulmones y mis riñones y me meti en la sala.
Cuatro doctores y doctoras vestidos de blanco en cuatro estaciones diferentes.
Primero un electrocardiograma, el cual tubieron que repetirme porque me puse a hablar con Jorge en mitad de la prueba, en ese momento el caracter alemán de la medica salió a la luz... Creí que era el momento del bisturí, pero no, me perdonó, repetió la prueba y continué con el test de función pulmonar, usese lo de soplar con un tubo hasta quedarte azul, además había que repetirlo varias veces de diferentes modos y todo a 2000m de altura.


Continué tomandome la tensión, y finalicé en una última camilla, donde un hombre, con una placa en su bata que se podía leer Doctor, DR, coño, ya es dificil ser medico y este lo era dos veces, luego me enteré que eso es el grado médico que tiene, pero bueno, la cuestión esque empezó a zurrarme por todo el cuerpo, preguntadome si tenia algún dolor y luego me oscultó.
Cuando salí de la sala no me lo creía, no me habían robado ningún órgano, aunque también pensé que tal vez hicieron esos test para saber si eramos posibles donantes y nos lo sacarían de noche...
Fuera como fuera, subí a la terraza para continuar con el test de esfuerzo.


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CAPÍTULO 4: Go Lizzy go

Cuando llegué a la terraza, debajo de un toldo de GoreTex habían montado una bicicleta estática, con un montón de cables alrededor, y un tester de lactato, estaba claro en que consistitía, una prueba de esfuerzo através del lactato a 2000m de altura.
Este mismo año en abril hice uno, me pareció interesante comprobar la diferencia a esa altitud.

Era entretenido ver al resto de participantes sufriendo el la prueba, pero no tanto cuando me toco a mi... empezaba bien, hasta que tenias que subir el ritmo del pedaleo, y cuando subía el límite del lactato, y comenzabas a trabajar en anaeróbica, tenías que continuar hasta que rompieras, llegando a tu límite, la mañana había sido dura, 20km,aparte de la altitud, era brutal el esfuerzo fisico que requería mover los pedales de esa bici al final de test...
Cuando finalicé me di una ducha y me tome una merecida cerveza que me supo a gloria, habiamos terminado las actividades fisicas del día, ahora tocaba reponer fuerzas en la cena, pues al día siguiente nos esperaban 30km alpinos.
Tras otra copiosa cena, donde conocimos a una simpatica camarera que hablaba español, y yo descubrí que ya no aguanto en buen estado pasado el litro de cerveza, Lizzy Hawker, una chica invitada por GoreTex para darnos una charla sobre su vida deportiva, nos mostró a través de una proyección las locuras en las que se había metido en su vida deportiva.
Entre ellas, ganadora de los 100km de... bueno la verdad que no me acuerdo de donde, ganadora de infinitas carreras de montaña, un curriculum que será dificil de alcanzar en años, eso si, como oradora.... 
Buff, que sudores pasé intentado aguantar la risa mientras veía como poco a poco la mitad de los que estabamos en la cena se quedaban dormidos jejeje.
Era normal, había sido un día de esfuerzo, y Lizzy aunque estaba contando cosas muy interesantes, no era el que, si no mas bien el como las decía, aunque cuando la vi correr al día siguiente, me di cuenta que no le hace falta saber hablar...


CAPÍTULO 5: The fasters

Sábado, se notaba preocupación en el desayuno, hoy no era broma, 32km de ruta nos esperaban, no conocía ni a el ritmo que ibamos, ni la dificultad ni nada. Solo que iban a hacer tres grupos, divididos por velocidad, el grupo 1 era los Fasters.


Cuando bajamos para elegir grupo, Anneta de la organación nos convenció a Paloma y a mi que fueramos en los fasters, que no iban a ir demasiado rapido... etc etc.... asi que como siempre, acabé metido donde no tenia que estar, y para arreglarlo, Paloma se cambió a ultima hora de grupo, con lo que el tema comunicación con los Rusos y alemanes del grupo se me complicaba....
Pero en esta vida, no hay que dar marcha atrás ni para coger impulso, así que cogi unos cuantos geles que nos ofreció la organización, bueno ya sabes, nos hicimos una versión española, cogimos tres de cada tipo, uno para llevar a la ruta y otros cuantos para la maleta.

Equipado con la camel, guantes, bastones ( que al final me sobraron), y un cortavientos por si acaso ya que el tiempo había cambiado mucho, comenzamos la ruta.
El ritmo era alegre,  me parecía imposible que aguantaran así 32km (ingenuo), hasta el km 10 todo bien, les aguantaba, perfectamente, el circuito no era demasiado exigente, y me dejaba llevar por ellos en las bajadas, con lo que quitaba el miedo.
Lo único que me estaba molestando todo el rato eran los cuádriceps, la maratón del domingo anterior me estaba pasando factura.





Llegar hasta el segundo avitullamiento a su ritmo, sobre el kilómetro 20 ya se me hizo mas difícil, apenas hacían paradas,  conseguia seguirles pero ya en la parte de atrás. Las piernas se empezaban a resentir en las subidas, empezaba a complicarse, además el tiempo tenía muy mala pinta, por un momento llegue a pensar en esperar al grupo dos.

Y empezó a llover, así que desenfundamos los cortavientos de GoreTex y emprendimos la mayor ascensión de todo el fin de semana, el Garmin llegó a marcar 2583 metros, y correr a esas alturas, y lloviendo se hizo muy complicado.
En ese momento ya estaba el grupo de los Fasters divido en dos, en el de atras, estaba yo, otra chica y uno de los guias. Aun nos quedaban 8km hasta llegar a la meta. Y para mejorar la situación, se levanto la niebla, y el guia tuvo que en un par de veces preguntar para cerciorarse del camino.

Cuando comenzamos el descenso, algo más de seis kilómetros, parecía que las piernas no podian más, pero extrañamente al saber que el final estaba cerca parecía que se animaban a continuar...
Cuando llegamos, más lluvia, fuimos de los primeros, ya que los más rapidos dentro del grupo de los rápidos, como les parecio poco el recorrido se hicieron un extra de 5km más.


En total, la ruta nos llevo 4h.50min incluyendo los descansos.

Menos de medio año corriendo, y ahi estaba, en la cuna del montañismo europeo, en mitad de los Alpes, la vida puede ser realmente sorprendente. 

La tarde totalmente de relax, ducha calentita de media hora, cena tempranita acompañada de cerveza y a dormir...



CAPAPITULO 6: BYE BYE

El despertador sonó muy temprano, último día, el sueño se terminaba, en unas horas ya estaría de nuevo en España, pero no habia que pensar en eso.
El plan era subir en helicoptero hasta un pico cercano, a unos 2400m de altitud, y volver corriendo al hotel....
Que bonito verdad?, pues no pudo ser, mietras desayunabamos veiamos a través de la ventana como nuestras posibilidades de disfrutar de esas aventura se desvanecian bajo la intenta niebla alpina, seguida de una nevada veraniega...

Así que por seguridad se suspendió el viaje, y aprovechando la indumentaria deportiva, nos fuimos a despedir de la montaña, nos daba igual el frio, la lluvia incluso la nieve, era nuestra despedida...
Llegamos a pasar por los lugares recorridos el primer día, nadie quería que esto se acabara, solo el pensar en la vuelta a la rutina, el ruido de la ciudad, los coches...


Tan rápido como llego esta aventura, ya tomaba fin, después emotiva despedida, cada cual tomo rumbo a su destino de origen.
Unas cuantas horas de furgoneta nos separaban del aeropuerto de Munich.
Puede que no vuelva a ver en la vida a alguno de esas personas, o tal vez, quien sabe, de todas formas, pasan a formar parte del "todo" que forma mi vida, esas experiencias que vivimos que hacen que seamos la personas que somos.
Se que dentro de años seguiré acordándome de mi llegada al aeropuerto y la cara que se le quedaron a los asistentes de goretex cuando nos vieron beber cervezas a los españoles en la calle, o nuestra "fartura" en la primera cena pensando que solo habia de comer el buffet de ensalada.
Tampoco olvidare la charla de Lizzy, en la que empecé a sudar intentando aguantarme la risa de ver como toda la sala se iba quedando dormida.
Ni mi mala elección de ir con los "fasters" la salida de 32km...


La vida puede ser tan sorprendente y maravillosa como nos propongamos, un dia estamos corriendo en la playa más larga de Europa una maratón, y a la semana siguiente en los medios de los Alpes rodeado de amigos...


Es imposible seguir viviendo de la misma manera después de estas vivencias, hoy la de vuelta a la civilización siento como la ciudad sigue un ritmo diferente al mio, tal vez mi cuerpo esté aquí, pero mi mente sigue en la montaña...


Así concluyó esta aventura, como empezó, esta vez sobre el cielo de Madrid, a miles de metros de altura, viendo a través de la ventanilla del avión como el cielo y el suelo se funde en unos preciosos tonos azules.




Esta vez ya no cuento que número de vuelo es, ya no tengo nervios, se que el avión aterrizará, y mañana mi vida continuará, porque me niego a creer que no vaya a volver a vivir una experiencia como esta, ni volver a ver a tantos amigos que he conocido, porque si fuera así,  nada tendría sentido...





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